Ir al contenido principal

Entradas

Nos sabemos de memoria.

Los dos nos vemos, nos observamos, nos queremos y a lo lejos nos deseamos nos queremos escribir declararnos uno del otro y entre tanta guerra nosotros solo querernos darnos paz.  Los dos nos sabemos de memoria  perfumes que andan de piel en piel  esperando descubrir la felicidad  intentamos quemar los recuerdos revivimos siempre de las cenizas  de un fuego que nunca se extinguió  a lo lejos los dos en un mismo atardecer  nos quemamos sin tocarnos  y aquella sí fue la última vez que nos vimos pero no última en la que nos deseamos qué difícil ha de ser tú brillando y existiendo en el mismo lugar sin que nuestros cuerpos se topen y yo sin tus manos yo las veo a la distancia porque dicen que así aprecia el arte en el silencio algunas veces con lágrimas  en otras tantas con un nudo en la garganta  y es que vivir así ha de ser lo más similar a morir de amor  jamás estuve tan resignado hasta el momento en que  una noche antes de la tr...

Aquel cálido beso.

Decidí dejarte ir cuando te vi feliz en otros brazos que no eran los míos.  Cuando vi que no era la distancia, sino la cercanía que tiene contigo.  Cuando entendí que las palabras por más lindas que fueran, jamás se sentirían igual que aquel cálido beso de quien te extraña. Te dejé ir cuando ya no había más de ti en este absurdo cuarto donde algún día te tuve.  Porque a pesar de los pocos veranos o de los inviernos, extrañarte nunca fue suficiente motivo para que te quedaras.  Y no es queja. Lo comprendo.  Te mereces todo lo feliz que eres y todo lo que te están dando, simplemente no te voy a mentir. Me duele hasta el alma dejarte ir.  No te vas porque quiera y mucho menos por despecho.  Te vas porque quiero que te amen como yo nunca pude demostrártelo.   Con el tiempo se me quitará la estúpida maña de contarle a desconocidos nuestras historias, dejaré de escribir cosas como estas y podré dejar de ver tus fotografías con...

En caso de emergencia.

No me conformo con ser caricia  de solo una noche  ni amor de verano  que de esos sobran en cada esquina.  Busco en ti la misma intensidad  con la que ambos tomamos el café.  Pero no te confundas:  no son demandas solo te advierto lo que busco.  Espero no te asuste  pero me gustaría quedarme hoy en tu cama  para ver cómo amanece desde tu espalda.  No quiero que te mueras de amor  porque solo quiero lo contrario para ti.  Vivirlo y hacerlo.  Y contar tus latidos con mis besos.  No quiero algo cotidiano  y tampoco algo rutinario  aunque no me molestaría  despertar contigo a diario.  Y te repito:  No te asustes si te pienso más de la cuenta.  Los dos nos sabemos intensos  pero esto es más razonable  que una simple locura espontánea.  Tampoco es competencia  pero cuando te dije que me encantas  iba en serio.  No soy adivino  pero me gustaría vivir un fu...

Quisiera poder explicarme.

Me encontré de nuevo con supuesto amor  de esos que no extrañan ni desean  de los que vuelven solo cuando no encuentran con quién pasar la noche.  Intenté poner resistencia  pero siempre caigo ante su voz  y el recuerdo de sus manos en mi piel  me doblega  y se me olvida cómo decir que no.  Al día siguiente es evidente  el arrepentimiento duele  mi dignidad por los suelos  y el coraje me reclama  por volver a caer en sus trampas.  Quisiera poder explicarme  cómo llegó a tener tanto poder en mí  que con unas simples palabras  logro ir a sus brazos  sin importar que no me quiera.  Parece que tengo una adicción a su rechazo  que me hace sentir tan mal  como si mereciera todo ese dolor  toda esa culpa  todo ese pesar en mí.  A veces siento que soy tan fuerte  que puedo vencer sus palabras  pero en otras me agarra con la guardia baja  y yo solo soy un humano ...

Un día normal.

Te volviste vulnerable con alguien nuevamente y no sabes realmente si te dolerá igual que las ocasiones anteriores.  Te asusta la idea de querer de nuevo a alguien.  De pensarla 24/7 y de mandarse mensajes hasta altas horas de la noche.  Piensas que te volverán a fallar y entonces sin cuestionarte quieres huir. Quieres escapar y te encierras de nuevo en un caparazón imaginario. Te vuelves frío y juras que no te volverás a enamorar, aunque sabes que en el fondo con cualquier mínima caricia te derrites.  Y de nuevo te llega el amor, intentas huir hasta que te preguntan: ¿Quién te hizo tanto daño que hoy piensas que siempre buscan herirte?  El amor no es malo, volver a creer en él tampoco. Lo difícil es recuperar la confianza  y esa empieza a recuperarse cuando vuelves a creer en ti. Cuando distingues que poner un límite es sano y que nadie puede decirte cómo ser o no ser.  Solo tú conoces tus heridas.  Solo tú puedes sanarlas. 

Eterna y única.

Hueles a libro guardado, tierra mojada y te sientes como sabana fresca.  Me cubres el cuerpo y te siento tan mía. Tu cabellos acarician mi pecho y tu cintura se siente tan mía.  Pero no quiero ser egoísta. Te quiero tan libre que ni tú sepas encontrar en los aires que huelen a ti.  Y aquí siempre es un buen día para ver tus ojos brillar. Llevas atardeceres mágicos en tu pecho y un poco de miel cada vez que tus párpados caen.  Andas por la vida tan eterna y tan única, estás retando al universo y al tiempo porque tú nunca persistes.  Te crees sirena, hada, reina y hasta chef. Pero mujer como tú ninguna, y por mujeres como tú hay desdichados como yo: un poco abandonados, mal correspondidos, tachados de desquiciados y hasta insensatos.  Pero no te confundas. No es que te siga por las calles. Yo solo te huelo cuando te pienso, te acaricio cuando te observo, te extraño en la soledad que habita desde que tú no estás.  Estás allá donde los brazos calientan sol...

11:11.

¿Soy solo yo el que nos sigue pensando o tú también extrañas que hablemos? Esa es la pregunta que me hago todos los días a toda hora. Aprovechando este viaje, te contaré algo.  La otra vez toqué unas manos y por accidente las confundí con las tuyas. Ese intento desenfrenado por volver a tenerte cerca de  mí me hace tropezar sobre cuerpos que me recuerdan al tuyo. Sin embargo, al abrir los ojos aparece la decepción y se rompe la ilusión: No eras tú.  Es cansado fingir que te puedo encontrar en otras caricias. Es parte de mi rutina rondar  por las calles buscando cualquier excusa para encontrar a una extraña que tenga los mismos ojos que tú. Sé que puede sonar hasta un poco enfermizo, pero jamás he hecho algo que la otra persona no quiera. Si en ambos existe un deseo, que suceda. De ahí no pasa.  Esta no es una confesión de un crimen ni mucho menos. Se trata de las locuras que hace un hombre enamorado y ahogado en la nostalgia de un amor frustrado. Ese amor al que...