Ir al contenido principal

11:11.

¿Soy solo yo el que nos sigue pensando o tú también extrañas que hablemos? Esa es la pregunta que me hago todos los días a toda hora. Aprovechando este viaje, te contaré algo. 

La otra vez toqué unas manos y por accidente las confundí con las tuyas. Ese intento desenfrenado por volver a tenerte cerca de mí me hace tropezar sobre cuerpos que me recuerdan al tuyo. Sin embargo, al abrir los ojos aparece la decepción y se rompe la ilusión: No eras tú. 

Es cansado fingir que te puedo encontrar en otras caricias. Es parte de mi rutina rondar por las calles buscando cualquier excusa para encontrar a una extraña que tenga los mismos ojos que tú. Sé que puede sonar hasta un poco enfermizo, pero jamás he hecho algo que la otra persona no quiera. Si en ambos existe un deseo, que suceda. De ahí no pasa. 

Esta no es una confesión de un crimen ni mucho menos. Se trata de las locuras que hace un hombre enamorado y ahogado en la nostalgia de un amor frustrado. Ese amor al que algunos llamaron amor imposible yo le llamaría un amor de casi una década. 

No sé si tienes complejo de universo, puesto que estás en todos lados. O si tienes complejo de tiempo, puesto que eres eterna. Tampoco tengo idea de la fase en la que estoy. Si solamente te extraño o si es el acecho de estos atardeceres que me hacen recordar tus manos bajo el cielo rojizo y un montón de desconocidos hablándome al rededor. Si es la nostalgia de recordar tu nombre y tu voz cuando busco algún culpable del insomnio que me acompaña. No tengo idea de lo que hicimos para que nos mereciéramos esto: El estar en el lugar no equivocado, -puesto que es donde tú debes estar-. Pero quizá sea el indicado para poder escribir esto, en caso contrario, no existiría. 






Comentarios

Entradas más populares de este blog

Un San Valentín cualquiera.

Hace ya algún tiempo que decidí estar solo, dejarme ya de tantas pendejadas y quitarme el miedo a la soledad, porque pues, en realidad no pasa nada si nadie llama o escribe, no pasa nada si tengo que esperar a que un buen amor llegue, no pasa nada si dedico el tiempo para mí. A veces pienso que le damos demasiada importancia al amor, o sea, sí está bien tener pareja, pero tampoco es lo único en la vida que vale la pena, y no me mal entiendas, soy un romántico de lo peor, pero ya me cansé de serlo con la persona equivocada. Y en este tiempo de soledad he aprendido que siempre habrá opciones, pero debemos tener el maldito de valor de decir que no a alguien que no llena nuestras expectativas, tener el valor de no conformarnos, tener el valor de no aceptar algo sólo porque nos gusta, o nos habla bonito, o cualquier otra borona de amor entre sus líneas. La mayoría de las personas complican el amor porque en realidad aceptaron algo que no les gustaba desde el inicio, algo que les daba dudas ...

Un para siempre.

Ya no le tengo miedo a quedarme solo, ya he perdido al amor de mi vida un par de veces y aquí sigo, no he dejado de creer pero cada vez el corazón se ha vuelto más frío, más duro y más sensato. No quiero decir que ya no me volveré a enamorar, porque más rápido cae un hablador que un cojo, pero sí puedo decirte que ya no quiero enamorarme de quien sea, ya no quiero más heridas, ni provocarlas; ya no quiero más coincidencias e intentos fallidos. Y ya sé que uno nunca sabe lo que va a pasar, al final el destino es un hijo de perra y cupido otro, pero a mí me gusta pensar que la próxima vez será la buena, la próxima vez ya nadie terminará con el corazón roto. Yo no le tengo miedo a quedarme solo, te lo juro, pero ya no confío tanto en las personas, ya no me emociono tan fácil, ya me morí varias veces en esto del amor, por eso ya sólo quiero cafecito caliente, tranquilidad y un para siempre que sí dure lo que promete.

Tropezar, caer y levantarse.

Supongo que todos hemos sido esa versión que nos hubiera encantado mejorar para alguien, o esa versión muy bonita que alguien no supo valorar ni cuidar. También hubiéramos podido equivocarnos menos, haber tomado mejores decisiones, cometer menos errores, dar menos oportunidades pero incluso de lo que sale mal vienen las mejores lecciones. A lo mejor van a haber disculpas que nunca llegaron o que nunca tuviste la oportunidad de dar, te vas a tener que quedar con algunos «quizá» y otros «hubiera» atrapados en el alma, vas a tener que soltar algunos para siempre y quedarte con futuros que sólo van a existir en los suspiros en medio de tantos atardeceres. Y no sé, creo que a veces simplemente no es el lugar o la persona, que no estamos listos o no están listos, que nos hace falta sanar o un poco mas de amor o tranquilidad o sólo es un mal momento de tu vida y en esos momentos todo está de cabeza. Supongo que al final todos seguimos mejorando, ya sabes, tropezando, cayendo y levantándo...