Ir al contenido principal

Entradas

Quisiera poder explicarme.

Me encontré de nuevo con supuesto amor  de esos que no extrañan ni desean  de los que vuelven solo cuando no encuentran con quién pasar la noche.  Intenté poner resistencia  pero siempre caigo ante su voz  y el recuerdo de sus manos en mi piel  me doblega  y se me olvida cómo decir que no.  Al día siguiente es evidente  el arrepentimiento duele  mi dignidad por los suelos  y el coraje me reclama  por volver a caer en sus trampas.  Quisiera poder explicarme  cómo llegó a tener tanto poder en mí  que con unas simples palabras  logro ir a sus brazos  sin importar que no me quiera.  Parece que tengo una adicción a su rechazo  que me hace sentir tan mal  como si mereciera todo ese dolor  toda esa culpa  todo ese pesar en mí.  A veces siento que soy tan fuerte  que puedo vencer sus palabras  pero en otras me agarra con la guardia baja  y yo solo soy un humano ...

Un día normal.

Te volviste vulnerable con alguien nuevamente y no sabes realmente si te dolerá igual que las ocasiones anteriores.  Te asusta la idea de querer de nuevo a alguien.  De pensarla 24/7 y de mandarse mensajes hasta altas horas de la noche.  Piensas que te volverán a fallar y entonces sin cuestionarte quieres huir. Quieres escapar y te encierras de nuevo en un caparazón imaginario. Te vuelves frío y juras que no te volverás a enamorar, aunque sabes que en el fondo con cualquier mínima caricia te derrites.  Y de nuevo te llega el amor, intentas huir hasta que te preguntan: ¿Quién te hizo tanto daño que hoy piensas que siempre buscan herirte?  El amor no es malo, volver a creer en él tampoco. Lo difícil es recuperar la confianza  y esa empieza a recuperarse cuando vuelves a creer en ti. Cuando distingues que poner un límite es sano y que nadie puede decirte cómo ser o no ser.  Solo tú conoces tus heridas.  Solo tú puedes sanarlas. 

Eterna y única.

Hueles a libro guardado, tierra mojada y te sientes como sabana fresca.  Me cubres el cuerpo y te siento tan mía. Tu cabellos acarician mi pecho y tu cintura se siente tan mía.  Pero no quiero ser egoísta. Te quiero tan libre que ni tú sepas encontrar en los aires que huelen a ti.  Y aquí siempre es un buen día para ver tus ojos brillar. Llevas atardeceres mágicos en tu pecho y un poco de miel cada vez que tus párpados caen.  Andas por la vida tan eterna y tan única, estás retando al universo y al tiempo porque tú nunca persistes.  Te crees sirena, hada, reina y hasta chef. Pero mujer como tú ninguna, y por mujeres como tú hay desdichados como yo: un poco abandonados, mal correspondidos, tachados de desquiciados y hasta insensatos.  Pero no te confundas. No es que te siga por las calles. Yo solo te huelo cuando te pienso, te acaricio cuando te observo, te extraño en la soledad que habita desde que tú no estás.  Estás allá donde los brazos calientan sol...

11:11.

¿Soy solo yo el que nos sigue pensando o tú también extrañas que hablemos? Esa es la pregunta que me hago todos los días a toda hora. Aprovechando este viaje, te contaré algo.  La otra vez toqué unas manos y por accidente las confundí con las tuyas. Ese intento desenfrenado por volver a tenerte cerca de  mí me hace tropezar sobre cuerpos que me recuerdan al tuyo. Sin embargo, al abrir los ojos aparece la decepción y se rompe la ilusión: No eras tú.  Es cansado fingir que te puedo encontrar en otras caricias. Es parte de mi rutina rondar  por las calles buscando cualquier excusa para encontrar a una extraña que tenga los mismos ojos que tú. Sé que puede sonar hasta un poco enfermizo, pero jamás he hecho algo que la otra persona no quiera. Si en ambos existe un deseo, que suceda. De ahí no pasa.  Esta no es una confesión de un crimen ni mucho menos. Se trata de las locuras que hace un hombre enamorado y ahogado en la nostalgia de un amor frustrado. Ese amor al que...

Si en algún momento escribí para ti.

Si en algún momento escribí para ti  fue porque te quería  y me importabas  más que a nadie.  Porque me nacía  el querer describirte  y que todos te admiraran  como la mejor persona del mundo.  Si en algún momento escribí para ti  fue porque me inspirabas tanto  y me hacías sentir amado.  Causaste tantas emociones  pero así mismo,  con tu indiferencia y desinterés,  las destruiste.  Por eso hoy ya no te escribo.  Ya no guardo tus fotos, ¿o si? Eso nunca lo sabrás. Ya no me permito el lujo de pensar en ti.

Una declaración de guerra.

Hoy de nuevo me preguntaron por ti  y no supe si escribirte un poema  escuchar canciones  que hagan más grande la herida  o si contarles toda la historia de cómo te (des)conocí.  Y es que todo lleva al mismo camino  tener unas cuántas noches de insomnio recordando el calor de tu tacto  y pretender fingir olvidar  la cantidad de pecas que caben en tu espalda.  ¡Qué bonitos ojos tienes!  jamás me cansaré de decírtelo  aún y cuando ya no leas  estas cosas que siempre tratan de ti  Quizá no era el momento de conocernos  quizá fue una pequeña introducción  al caos que podemos provocarnos  si mi boca besaba tu cuello  o si tu te apareces con ganas de volverme a ver.  El problema es  que siempre tendrás un "sí" por respuesta  sin importar si es un lunes a las 6  o un viernes a las 10  siempre querré volverte a ver  aunque sea en un cuarto o en aquel balcón.  Tienes las mano...

El último a tu nombre.

Quizás en otra vida seamos los huéspedes indicados, quizás en otra vida sea vals para dos, quizás en otra vida tenga suerte de que tu corazón sea para siempre mío, quizás en otra vida volvamos a ser así de grandes juntos.  Este poema es el último a tu nombre, quizás  no fue la despedida que hubiera querido pero  al final del día, hicimos lo mejor para los dos, el destino fue terrible con nosotros pero nos dejó una enseñanza enorme y quiero aprovechar para decirte: gracias.  Gracias por hacer que yo creyera en mí, por esas tardes de películas, por ese sillón que fue testigo de muchas cosas, por esa familia pequeñita  que formamos, por prestarme a tu familia un ratito, por darme un pedacito de tu vida, por dejarme aprenderte y saberte de memoria, por ese tiempo juntos, por esas promesas que desde ahora te perdono por no cumplirlas y perdóname tú por no cumplir las mías, por esos viajes, por ese apoyo y por cada grande o pequeña cosa que hicimos juntos.  Y ya ...