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En otro planeta.

Ojalá jamás nos falte el valor para irnos de esos amores que nos hacen llenarnos de dudas, hacer las maletas siempre a la primera cuando algo no se siente correcto y jamás permitir que el corazón se nos enfríe por estar de tercos mendigando cariño, atención y tiempo. Porque no se puede querer arriesgarse la vida por alguien que no mueve un dedo por ti, porque no puedes ofrecerle sentimientos sinceros a quien te da cambio mentiras y desinterés, porque no está bien querer perder la cabeza por alguien que sólo juega a quererte a veces. Por eso si no es mutuo, no te quedes, no insistas, no te rompas el corazón a ti mismo, no des demasiadas oportunidades a quien no las merece, no te quedes esperando a que cambien, no soportes verdades a medias, porque mereces un amor bonito que le sobren las ganas, que te enamoren con sonrisas y que te hagas sentir en otro planeta cada vez que te mire a los ojos. 

Entre insomnios y canciones.

Pudo ser cuestión de suerte, o una simple coincidencia, pero prefiero interpretarlo  como un regalo de la vida.  Tan sutil e inteligente,  tan única y auténtica,  bella sobre bellas,  y sumamente exclusiva. Quizá sea esa su mejor cualidad,  o al menos  la que a mí me llenó de tanta curiosidad, su rostro era un misterio, su voz, indescriptible.  Valiente y esforzada,  cuidadosa con sus palabras  y una ortografía impecable,  digna de leer día y noche.  Insomnio y canciones,  sus fieles compañeros,  un poco aventurera,  en ocasiones un poco rota,  pero nada que un buen café la detuviera,  elegante como un sol bemol,  acostumbrada a los " Lucía(s) muy bien hoy ",  dulce y caliente, llena de sueños.  Sus ganas de sanar y avanzar  eran interminables, su sonrisa infinita,  pese a que esconde miles de secretos, sus ojos cálidos y llenos de magia,  como el más bonito atardecer cerca...

Espero curarme de ti.

Espero curarme de ti  y que las lluvias ya no duelan  sino que me acaricien los miedos  que los inviernos no sean nostálgicos  sino una excusa para cruzar nuestras piernas.  Espero curarme de ti  y que las canciones ya no suspiren tu nombre sino que te traigan a mí  que bailemos al ritmo de tus caderas  y que pongamos como excusa  la música para los besos.  Espero curarme de ti  y que los insomnios  ya no sean un montón de desvelos en vano  sino un motivo más  para desbordarnos las ganas de tocarnos  que tus manos se marquen en mi espalda  y que cada noche tus hombros  juegen a ser cueva de mis labios.  Espero curarme de ti  y sanar esta ausencia  que adopté  el día que te marchaste,  quise ponerle nombre a todos los poemas que rimaban con tu nombre  te busqué hasta en las sábanas  para ver si encontraba tu aroma  perdido en una almohada.  Pero no estabas....

Te traigo unas ganas.

Te traigo unas ganas  de hacerte café y no la guerra  de quitarte los miedos  y todas las inseguridades  hasta que no te quede duda.  Te traigo unas ganas que no caben en la maleta,  múdate a mis brazos y aquí te explico.   Empaca todo lo que quieras ya tengo un armario hecho  donde caben todos los recuerdos y los libros que no te he escrito.  Te traigo unas ganas de construirte un balcón en el que todas las mañanas  entre el sol a despertarte  donde podamos observar  lo que tanto soñamos entre los dos.  Te traigo unas ganas  de hacerte más tuya que mía  para que nunca se te olvide que estás bien bonita incluso hasta cuando recién te despiertas  con todo y tus ojeras  el maquillaje corrido y ese cabello tan desaliñado  siempre serán  mi lugar favorito .  Te traigo unas ganas de tomarte de las manos jalarte a la cama  y regresarte a cucharear  un sábado por la mañana  y...

Mi criptonita.

Hace tiempo que no hablamos,  de hecho creo que ninguno de los dos sabe ya del otro, y creo también que es lo más sano y lo que menos daño nos hace. Cuando nos conocimos seguro estallaron diez bombas en alguna parte, hubo tanta química que fue imposible volver a separarnos desde entonces, esas noches, esas risas, ese todo era de no creerse, pero como en todas la historias, el final nos llegó. Quizá eras mi criptonita y yo quería tenerte cerca, a lo mejor eras gasolina y yo chispa, a lo mejor éramos demasiada locura juntos o solamente eras terca y orgullosa, y sin quererlo yo lo fui un poco más. No sé qué habrá pasado contigo, no sé qué estarás haciendo hoy, si aún me lees, ves la Luna o los atardeceres sin prisa, pero yo te mando cariño y espero que te esté yendo bien, porque a veces el amor también es aceptar que estar juntos ya no era lo mejor. 

No sé cómo despedirme de ti.

No sé cómo despedirme de ti.  Pensé que funcionaríamos, que seríamos esos tercos que lo intentarían un millón de veces hasta que nos saliera, pero supongo que perdimos la cuenta. He estado sentada aquí buscando las palabras para poder decirte adiós, y lo único que me sale es que yo jamás amé a nadie como ahora Te Amo a ti, y no supe que hacer con eso, porque nunca pensé que podía tenerlo o quedármelo, y nunca voy a entenderlo, ¿cómo donde hubo tanto amor, ahora solo hay silencio?, supongo que como todo, nada es para siempre. Ya no voy a molestarte ni a insistir más, porque entiendo perfectamente lo que sucedió en esta relación, te llené de tantas peticiones, de tanto amor que es evidente no se podía porque ambos queremos cosas distintas, fui bastante intensa, pero sabes? A mi favor puedo decir que pensé que eso te gustaba de mi, es decir, que no me rendí, que fui terca, pero también es agotador, y así como tú te cansaste me pasó igual. Ya no hubo "buenos días" por las mañanas...

Un curita de amor puede ser la solución.

Tratas de mostrar tu mejor cara, fingiendo una sonrisa en frente de la cámara. En el fondo te sabes triste, con un dolor inimaginable, un dolor que asfixia y te hace poner en duda tu capacidad de salir adelante.  Si las fotos hablaran… ¿Qué tanto diría de ti esa imagen que acabas de subir? Quizá hoy te sentiste bonita y no cuestiono tu decisión de querer mostrarte como si no pasara nada, pero… ¿Qué pasaría si decidieras compartir ese dolor con alguien en quien confiaras? Quizá puedas decir que no tendría las respuestas ni las soluciones para ese problema. Pero, quizá lo que necesitas más allá de una respuesta, un momento para conversar lo que pasa te permita darte cuenta que ese dolor es pasajero y que ese instante para hablarlo es una oportunidad para sanar. A lo que quiero llegar es que te permitas sanar esa herida, que la cuides y la protejas, porque aunque tú no te la hayas hecho -o aunque sí-, dejarla a la suerte para que se cure por sí sola es como dejar la puerta abierta par...