Pudo ser cuestión de suerte,
o una simple coincidencia,
pero prefiero interpretarlo
como un regalo de la vida.
Tan sutil e inteligente,
tan única y auténtica,
bella sobre bellas,
y sumamente exclusiva.
Quizá sea esa su mejor cualidad, o al menos
la que a mí me llenó de tanta curiosidad,
su rostro era un misterio,
su voz, indescriptible.
Valiente y esforzada,
cuidadosa con sus palabras
y una ortografía impecable,
digna de leer día y noche.
Insomnio y canciones,
sus fieles compañeros,
un poco aventurera,
en ocasiones un poco rota,
pero nada que un buen café la detuviera,
elegante como un sol bemol,
acostumbrada a los "Lucía(s) muy bien hoy",
dulce y caliente, llena de sueños.
Sus ganas de sanar y avanzar
eran interminables,
su sonrisa infinita,
pese a que esconde miles de secretos,
sus ojos cálidos y llenos de magia,
como el más bonito atardecer cerca del mar.
Amante de la playa, pero no de cualquiera,
justamente ahí trasciende
su más sublime esencia,
ella siempre está ahí,
pero ya no para cualquiera.
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