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Un curita de amor puede ser la solución.

Tratas de mostrar tu mejor cara, fingiendo una sonrisa en frente de la cámara. En el fondo te sabes triste, con un dolor inimaginable, un dolor que asfixia y te hace poner en duda tu capacidad de salir adelante. 

Si las fotos hablaran… ¿Qué tanto diría de ti esa imagen que acabas de subir? Quizá hoy te sentiste bonita y no cuestiono tu decisión de querer mostrarte como si no pasara nada, pero… ¿Qué pasaría si decidieras compartir ese dolor con alguien en quien confiaras?

Quizá puedas decir que no tendría las respuestas ni las soluciones para ese problema. Pero, quizá lo que necesitas más allá de una respuesta, un momento para conversar lo que pasa te permita darte cuenta que ese dolor es pasajero y que ese instante para hablarlo es una oportunidad para sanar.

A lo que quiero llegar es que te permitas sanar esa herida, que la cuides y la protejas, porque aunque tú no te la hayas hecho -o aunque sí-, dejarla a la suerte para que se cure por sí sola es como dejar la puerta abierta para que cualquier persona pueda entrar. 

No te acostumbres a la herida. Hasta las más profundas cicatrizan cuando se atienden. No dejes que se infecten descuidándola y dejando que sane por sí sola. Atiéndela, escúchala y cuídala.

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Un San Valentín cualquiera.

Hace ya algún tiempo que decidí estar solo, dejarme ya de tantas pendejadas y quitarme el miedo a la soledad, porque pues, en realidad no pasa nada si nadie llama o escribe, no pasa nada si tengo que esperar a que un buen amor llegue, no pasa nada si dedico el tiempo para mí. A veces pienso que le damos demasiada importancia al amor, o sea, sí está bien tener pareja, pero tampoco es lo único en la vida que vale la pena, y no me mal entiendas, soy un romántico de lo peor, pero ya me cansé de serlo con la persona equivocada. Y en este tiempo de soledad he aprendido que siempre habrá opciones, pero debemos tener el maldito de valor de decir que no a alguien que no llena nuestras expectativas, tener el valor de no conformarnos, tener el valor de no aceptar algo sólo porque nos gusta, o nos habla bonito, o cualquier otra borona de amor entre sus líneas. La mayoría de las personas complican el amor porque en realidad aceptaron algo que no les gustaba desde el inicio, algo que les daba dudas ...

Un para siempre.

Ya no le tengo miedo a quedarme solo, ya he perdido al amor de mi vida un par de veces y aquí sigo, no he dejado de creer pero cada vez el corazón se ha vuelto más frío, más duro y más sensato. No quiero decir que ya no me volveré a enamorar, porque más rápido cae un hablador que un cojo, pero sí puedo decirte que ya no quiero enamorarme de quien sea, ya no quiero más heridas, ni provocarlas; ya no quiero más coincidencias e intentos fallidos. Y ya sé que uno nunca sabe lo que va a pasar, al final el destino es un hijo de perra y cupido otro, pero a mí me gusta pensar que la próxima vez será la buena, la próxima vez ya nadie terminará con el corazón roto. Yo no le tengo miedo a quedarme solo, te lo juro, pero ya no confío tanto en las personas, ya no me emociono tan fácil, ya me morí varias veces en esto del amor, por eso ya sólo quiero cafecito caliente, tranquilidad y un para siempre que sí dure lo que promete.

Tropezar, caer y levantarse.

Supongo que todos hemos sido esa versión que nos hubiera encantado mejorar para alguien, o esa versión muy bonita que alguien no supo valorar ni cuidar. También hubiéramos podido equivocarnos menos, haber tomado mejores decisiones, cometer menos errores, dar menos oportunidades pero incluso de lo que sale mal vienen las mejores lecciones. A lo mejor van a haber disculpas que nunca llegaron o que nunca tuviste la oportunidad de dar, te vas a tener que quedar con algunos «quizá» y otros «hubiera» atrapados en el alma, vas a tener que soltar algunos para siempre y quedarte con futuros que sólo van a existir en los suspiros en medio de tantos atardeceres. Y no sé, creo que a veces simplemente no es el lugar o la persona, que no estamos listos o no están listos, que nos hace falta sanar o un poco mas de amor o tranquilidad o sólo es un mal momento de tu vida y en esos momentos todo está de cabeza. Supongo que al final todos seguimos mejorando, ya sabes, tropezando, cayendo y levantándo...