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Mostrando las entradas de noviembre, 2021

Sin trucos, pero con magia.

Que no nos gane la rutina. Que las calles de esta ciudad nos encuentre siempre existiendo a puros besos en todos sus rincones.  Que nos hagamos el amor con la mirada. Que nos besemos con los ojos mucho antes que con la boca. Que nos cause risa que nos digan locos por hacer locuras sin dar explicaciones. Que se rían de nosotros por ser diferentes y nosostros de ellos por ser todos iguales. Que nos elijamos todos los días pero que no nos necesitemos nunca. Que construyamos un para siempre a poquitos, día a día. Que desenredemos nuestros hilos rojos de las pérdidas de tiempo donde se nos enredó en el pasado. Que confiemos el uno en el otro, espalda con espalda, dos felices eligiendo ser uno. Que nos importe un carajo el "que dirán" mientras nos haga bien a nosotros. Que sea tan fuerte lo que tenemos que jamás haya lugar para que entre alguien más a romper.  Que nos miremos y veamos magia. Sin trucos. Menos no. 

Saludos cordiales.

" Era inalcanzable " pensaba. Es  curioso como a veces solo encuentras cosas o personas porque ya el destino así lo tenía escrito.  "Está muy lejos" argumenté tantas veces.  Pasamos por la vida tratando de buscar compañía, intentamos encontrar corazones con quién compaginar, con quien hablar tendido, alguien que sea divertido, que nos sume risas y esté en los días grises, que los problemas se vean disminuídos por un simple "¡ aquí estoy! ".  Me he pasado por la vida buscando hacer click con personas interesantes que nos ayuden a sobrellevar esto que llamamos vida. ¿Pero qué pasa cuando encontramos a alguien fascinante sin buscarle? Bueno, pasa que los días son mejores. Quizá nunca se lo haya dicho, pero esos mensajes me sacan risas y sonrisas; a veces no sé de dónde saca tiempo para mí, sin embargo lo hace.  Admiro tanto como logra hacer malabares con un sin fin de pendientes, tratar con gente todos los días, ser una gran mujer, verle siempre el lado bueno...

Haberte intentado.

No me arrepiento, de haberlo intentado, de haberte intentado, de tratar de darte lo mejor, de arrancarte de raíz las tristezas, de bailar con la posibilidad de haberte convencido de que tu destino estaba por debajo de mis cejas. No me arrepiento, porque te tuve un ratito, porque el brillo en la cara cuando recibía tus mensajes no me lo quita nadie, porque las sonrisas que me provocaste como erupción volcánica me las quedo yo, para el baúl de los recuerdos. Por eso no me arrepiento, las cosas en ocasiones funcionan y en otras no, quizá llegué muy temprano a tu vida o quizá se me hizo tarde, como siempre, pero esas ya son letras de otra historia. Te tuve  un ratito, conocí el sabor de tus sonrisas, me gustó escucharte  reír a carcajadas y la forma en que tomabas vino, tu  manera de ver las nubes y como se te ponía roja la nariz con el  frío, y pues ni modo, no me arrepiento de haberte intentado. 

La persona correcta.

Un día le pedí a la vida que la próxima de mis coincidencias llegara para terminar con esta mala suerte y con esta gran cuenta de corazones rotos, porque estaba a punto de tirar la toalla cansado de darlo todo siempre por la persona equivocada. Me enredé con la soledad, me dediqué a hacerme feliz, a perseguir mis sueños, me negué a compañías de un rato, borré personas que traían más problemas que alegrías, sané mis heridas y luego llegaste, sonreíste, me dejaste conocerte un poco, invitarte un café y al terminarlo lo supe, el amor de mi vida estaba justo enfrente. Un día el destino me dijo ahora a mí, que la persona correcta llega cuando estás en lo tuyo, cuando eres feliz por tu cuenta, cuando sanaste el pasado y cuando ya no desperdicias tu tiempo con amores que no son para ti.

Donde quiera que estés.

Me gusta imaginar donde quiera que estés sigues mirándome, sonriendo cada vez que te hago sentir orgullosa, riendo de las veces en que yo también río a carcajadas, abrazándome en esas noches donde el mundo pesa demasiado. A veces la vida es injusta, porque nunca me dijo que esa sería la última vez en que te abrazaría, en que te daría un beso en la mejilla y en que te escucharía decir lo mucho que me querías, claro, no sin antes darme tu bendición como escudo infalible para esas balas que no pudieras detener en persona. Te extraño siempre, porque tu amor y tu presencia jamás se olvidan, porque te recuerdo en cada café, en cada cucharada de arroz, en cada canción de esas que te gustaba tararear, en cada lugar que visitamos, en esos chocolates que te gustaban, en cada momento donde me gustaría que estuvieras aquí cinco segundos más, y no te preocupes, sigo siendo todo eso lindo que me enseñaste, sólo de vez en cuando las cosas se ponen difíciles por acá y con un abrazo tuyo todo sería más...