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Ya nadie hace el café como antes.

Nada luce igual.

Hay caricias que duran incluso después del roce.   Hay, a veces, personas a las que la distancia no puede separar.   Y escalofríos provocados por el calor de un abrazo.   Aún hay sonrisas de esas que parecen cualquier otro amanecer.  Algunas noches tengo la sensación de que el camino corto también puede ser el correcto. Que, por una vez, la felicidad no depende de llegar a ningún sitio, sino de disfrutar del lugar en el que estamos.  Solo hay que cerrar los ojos. Cerrarlos con fuerza y acordarse de lo bonito.  De la brevedad, del detalle, del momento.   De las manos que envolvieron aquel regalo. No se puede vivir como aquel que no recordó darse una oportunidad para ser feliz.  Y agarrarse a la esperanza.  Agarrarse con fuerza a las ilusiones.  Y seguir. Seguir, parar, tomar aire, respirar.  Mojarnos bajo la lluvia.  Y nunca, nunca creer que las cosas que se derrumban no puedan levantarse de nuevo. Nunca creer que lo triste dura...

En la misma persona.

Que bonito es encontrarlo todo en la misma persona, ya sabes, sonrisas, ganas, cariño, estabilidad, amor, buen sexo, lealtad y compromiso. Porque el amor debería ser así, compartir tus días con unos ojitos que tienen las mejores intenciones, unos ojitos que te vean y en serio quieran quedarse, unos ojitos a los que mires y tengas un millón de razones para intentarlo. Por eso creo que no debemos conformarnos, la vida al final es tan solo un parpadeo y deberíamos estar junto a alguien que nos vuele el corazón, el alma y la cabeza, alguien que sepa volvernos locos y al mismo tiempo nos dé esa paz bonita que te hace querer no irte nunca. Ojalá todos alguna vez podamos encontrarlo todo en una persona, y estemos listos, y sepamos cuidarlo, y podamos ofrecerle lo mismo, y se nos vaya la vida entre risas, poemas y aventuras.

Cero riesgos.

No sé cuándo se me acabó la paciencia, pero ya no me quedaron ni poquitas ganas de aguantar a personas que no saben de lo que el amor y las relaciones tratan. Y tampoco es que no haya oportunidad conmigo, solamente tienes que ofrecerme un amor bonito, pero si me mientes, si me decepcionas, si me lastimas, si no le pones atención, automáticamente agarro mis cosas y me voy. No sé si eso sea sano o no, pero por lo menos ya no sufro por estúpido, y es que en serio, cuesta cero colones hacer bien las cosas, parece increíble que hoy en día las personas prefieran perderte en lugar de no fallarte. Por eso ya no tengo paciencia, ya me creí las suficientes mentiras, ya me enseñaron todos los pretextos, ya me vieron a los ojos diciéndome que no me iban a romperme e igual lo hicieron, y no sé si el corazón me aguante otra coincidencia o no, pero por si las dudas mejor de lejitos. Puede parecer que exijo mucho o que ya no creo en nadie, pero es mi manera de protegerme y de asegurarme que la próxima...

Bienvenido mayo.

 Estoy en un momento en donde ya no quiero perder mi tiempo, ya no quiero enredos de tres noches, ya no quiero que me quieran a medias, que les falte el tiempo para verme o que no tengan claro que soy yo lo que quieren, ya no quiero pretextos ni estar convenciendo a nadie para quedarse o para quererme. Estoy en un momento donde prefiero quedarme solo antes de intentarlo por intentar, me gusta mi soledad y mi tranquilidad, me costó mucho sanar y lo que menos busco es volver a terminar roto, y no, no le tengo miedo a enamorarme, simplemente ya no quiero hacerlo de cualquiera. Estoy en un momento donde soy feliz conmigo, detalles para mí y viajes para mí, estar con mi familia y estar con los amigos, ya no me quedo donde no me cuidan, me volví exigente con las personas que entran a mi vida, me gusta la versión que he construido con mucho cariño de mí, y por eso mismo, ya no estoy para perder tiempo, ni esfuerzo, ni ganas donde no quieren, no sienten o no buscan lo mismo que yo.

Ya te iba a olvidar.

Ya te iba a olvidar pero recordé un par de cosas, por ejemplo esa luz tan bonita que nace en tus ojos cuando ríes a carcajadas, las madrugadas donde pasábamos hablando  de puras tonterías y luego nos quedábamos en silencio abrazados escuchando sincronizados los latidos. Ya te iba a olvidar pero de repente me dieron ganas de escribirte, de hablarte, de saber de ti, de averiguar si tú también tienes aunque sea un poco de curiosidad de volver a verme y hacernos brillar los ojos una vez más. Ya te iba a olvidar pero es difícil cuando aún las canciones hablan de ti y los whiskys me siguen sabiendo a tu nombre, he intentado convencerme de que te he olvidado y lo único que consigo es un vacío en el pecho al que le urge que vuelvas. Ya te iba a olvidar pero sin querer pasé por la calle donde nos conocimos, donde aún suenan tus pasos y huele a tu perfume, callan las orquestas de la rutina, donde la vida parece un poco más colorida y la soledad se convierte en una cosa sencilla y llevadera...

Entre miel y sonrisas.

Tenía luz en los ojos, miel en la mirada y magia en su sonrisa, si voz era dulce y directa al mismo tiempo, pero daban ganas de escucharla siempre, y ni les cuento cuando esa voz está a punto de dormir, esa sensación de " ya no puedo más, pero aquí sigo" a mí personalmente me llenaba.  Su amor por los animales era tan grande, ¿y cómo no? Si su corazón es tan valiente, sus ganas de seguir adelante y continuar a pesar de mil obstáculos eran tan contagiosos. Que dichosos aquellos que pueden ver la miel de esos ojos día con día, no me puedo imaginar lo afortunados que son quienes pueden escuchar esa voz lejos de un micrófono. Esa voz tenía la misma calidez como tomarse un buen vino en medio de tus mejores amigos. Siempre tan responsable, tan trabajadora, tan risueña y un poco malcriada, pero le salen tan rico esas palabrotas que pasan a segundo plano, prestarle atención es todo un privilegio, ella no lo sabe; pero siempre veo unas mil veces cada una de sus fotos. Su nombre era el...