Yo no pido mucho, solamente déjame ser tu mensajito de buenos días todos los días, mandarte un poema o una canción de vez en cuando y que sonrías, si te gustan las rosas, los vinos en casa, las películas, el compromiso y los huevos rancheros, y darte muchas flores, que yo te presumo desde el primer segundo o hasta que estemos afuera de la iglesia para más seguro, si quieres vamos lento o nos volvemos locos sin pensarle tanto, tenemos un par de perritas, o varios gatos o medio árbol de navidad y nos vamos a vivir juntitos, navidad con tu familia y año nuevo con la mía, trabajamos, viajamos y cumplimos nuestros sueños agarrados de la mano. Yo no pido mucho, nada más quiero ser el último amor que tengas, el amor de tu vida o como quieras llamarme.
Hace ya algún tiempo que decidí estar solo, dejarme ya de tantas pendejadas y quitarme el miedo a la soledad, porque pues, en realidad no pasa nada si nadie llama o escribe, no pasa nada si tengo que esperar a que un buen amor llegue, no pasa nada si dedico el tiempo para mí. A veces pienso que le damos demasiada importancia al amor, o sea, sí está bien tener pareja, pero tampoco es lo único en la vida que vale la pena, y no me mal entiendas, soy un romántico de lo peor, pero ya me cansé de serlo con la persona equivocada. Y en este tiempo de soledad he aprendido que siempre habrá opciones, pero debemos tener el maldito de valor de decir que no a alguien que no llena nuestras expectativas, tener el valor de no conformarnos, tener el valor de no aceptar algo sólo porque nos gusta, o nos habla bonito, o cualquier otra borona de amor entre sus líneas. La mayoría de las personas complican el amor porque en realidad aceptaron algo que no les gustaba desde el inicio, algo que les daba dudas ...
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