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Dame tu mano.

Dame tu mano, quiero enseñarte hoy con la sinceridad que me pide el alma y el amor que lleva mi corazón para ti. Decirte que no hay más, no hay ya nada más allá de ti, no existe el universo ni la vida misma sin ti, he conocido cada detalle y tu forma de amar en este tiempo que ya no tengo duda que eres un ser especial, que eres a quien quiero amar cada mañana, porque ya no quiero días vacíos ni grises, quiero una eternidad contigo, porque hablar de eternidades se hacen segundos cuando te tengo aquí, en este pecho que te abraza como lo más preciado que puede sentir. Te encontré y no quiero perderte, ayer tenía miedo de no encontrarte, hoy me aterra pensarme en algún futuro sin ti, no importa cual, pero sin ti no lo quiero. Quiero quererte sin límites, sin días ni tiempos, sin restricciones de nada, tal vez no lo has entendido, pero eres mi centro, mi lugar seguro, mi fuerza y mi mayor debilidad a la par. Mi fe está puesta en ti, en este punto y en esta noche especial. No te vayas nunca, quiero que seas por siempre tú, quiero ser siempre de ti. Por eso esta noche estoy aquí, de rodillas ante ti, y jamás ante nadie más. Tal vez es mi única oportunidad, tal vez sea la única vez que haga esto. Pero seguro estoy, de que amar a alguien como te amo a a ti, jamás sucederá. 

Por eso me tienes aquí, esta noche a tus pies. Pidiéndote el mayor honor de mi vida si es que me lo concedes con un sí. 

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Un San Valentín cualquiera.

Hace ya algún tiempo que decidí estar solo, dejarme ya de tantas pendejadas y quitarme el miedo a la soledad, porque pues, en realidad no pasa nada si nadie llama o escribe, no pasa nada si tengo que esperar a que un buen amor llegue, no pasa nada si dedico el tiempo para mí. A veces pienso que le damos demasiada importancia al amor, o sea, sí está bien tener pareja, pero tampoco es lo único en la vida que vale la pena, y no me mal entiendas, soy un romántico de lo peor, pero ya me cansé de serlo con la persona equivocada. Y en este tiempo de soledad he aprendido que siempre habrá opciones, pero debemos tener el maldito de valor de decir que no a alguien que no llena nuestras expectativas, tener el valor de no conformarnos, tener el valor de no aceptar algo sólo porque nos gusta, o nos habla bonito, o cualquier otra borona de amor entre sus líneas. La mayoría de las personas complican el amor porque en realidad aceptaron algo que no les gustaba desde el inicio, algo que les daba dudas ...

Un para siempre.

Ya no le tengo miedo a quedarme solo, ya he perdido al amor de mi vida un par de veces y aquí sigo, no he dejado de creer pero cada vez el corazón se ha vuelto más frío, más duro y más sensato. No quiero decir que ya no me volveré a enamorar, porque más rápido cae un hablador que un cojo, pero sí puedo decirte que ya no quiero enamorarme de quien sea, ya no quiero más heridas, ni provocarlas; ya no quiero más coincidencias e intentos fallidos. Y ya sé que uno nunca sabe lo que va a pasar, al final el destino es un hijo de perra y cupido otro, pero a mí me gusta pensar que la próxima vez será la buena, la próxima vez ya nadie terminará con el corazón roto. Yo no le tengo miedo a quedarme solo, te lo juro, pero ya no confío tanto en las personas, ya no me emociono tan fácil, ya me morí varias veces en esto del amor, por eso ya sólo quiero cafecito caliente, tranquilidad y un para siempre que sí dure lo que promete.

Tropezar, caer y levantarse.

Supongo que todos hemos sido esa versión que nos hubiera encantado mejorar para alguien, o esa versión muy bonita que alguien no supo valorar ni cuidar. También hubiéramos podido equivocarnos menos, haber tomado mejores decisiones, cometer menos errores, dar menos oportunidades pero incluso de lo que sale mal vienen las mejores lecciones. A lo mejor van a haber disculpas que nunca llegaron o que nunca tuviste la oportunidad de dar, te vas a tener que quedar con algunos «quizá» y otros «hubiera» atrapados en el alma, vas a tener que soltar algunos para siempre y quedarte con futuros que sólo van a existir en los suspiros en medio de tantos atardeceres. Y no sé, creo que a veces simplemente no es el lugar o la persona, que no estamos listos o no están listos, que nos hace falta sanar o un poco mas de amor o tranquilidad o sólo es un mal momento de tu vida y en esos momentos todo está de cabeza. Supongo que al final todos seguimos mejorando, ya sabes, tropezando, cayendo y levantándo...