No sé por qué te sigo pensando tanto, a veces me pregunto si todavía habrá un poquito de mí en tus días, si de vez en cuando algún atardecer te recuerda mi sonrisa, si aún escuchas alguna de nuestras canciones o si tú si pudiste meterme en el pasado y ya no guardas nada de lo que fuimos. Intenté odiarte pero no pude, creo que no se puede odiar lo que amaste con todo el corazón, y yo sé que ya es tarde para los mensajes, para otro intento o para volver a confiar, pero sigo pensando en los besos que me debes, en que un día volverás a dormir en mi pecho y realmente no tengo ni una puta idea si volveré a verte, si volveré a escucharte o si volveré a besarte. El otro día vi un montón de estrelas y crucé los dedos para que fuera una señal, no sé si mi chica ya es de otra galaxia, si tú también tienes la mala costumbre de llevar la cuenta o no, pero yo sí, ya van cuatrocientos nueve días, catorce lunas llenas, ciento dieciocho poemas y contando.
Hace ya algún tiempo que decidí estar solo, dejarme ya de tantas pendejadas y quitarme el miedo a la soledad, porque pues, en realidad no pasa nada si nadie llama o escribe, no pasa nada si tengo que esperar a que un buen amor llegue, no pasa nada si dedico el tiempo para mí. A veces pienso que le damos demasiada importancia al amor, o sea, sí está bien tener pareja, pero tampoco es lo único en la vida que vale la pena, y no me mal entiendas, soy un romántico de lo peor, pero ya me cansé de serlo con la persona equivocada. Y en este tiempo de soledad he aprendido que siempre habrá opciones, pero debemos tener el maldito de valor de decir que no a alguien que no llena nuestras expectativas, tener el valor de no conformarnos, tener el valor de no aceptar algo sólo porque nos gusta, o nos habla bonito, o cualquier otra borona de amor entre sus líneas. La mayoría de las personas complican el amor porque en realidad aceptaron algo que no les gustaba desde el inicio, algo que les daba dudas ...
Comentarios
Publicar un comentario