Me gusta recordarte de vez en cuando, porque realmente fuiste algo lindo en mi vida, tal vez no fuiste mi primer amor, tal vez no duramos tanto como hubiéramos querido, pero éramos nuestro lugar seguro, estábamos locos de amor el uno por el otro y con eso bastaba. Ya no le reclamo al destino por nosotros, porque me gusta pensarte con una sonrisa, me gusta imaginar que eres feliz, que quizá ya pasaste la página, que escribes nuevas historias y que al igual que yo, de vez en cuando nos extrañamos, pero aún así nos deseamos lo mejor. Por eso me gusta pensarte uno que otro día, creo que fuimos algo demasiado lindo como para querer hacer que nunca coincidimos, y aunque hay momentos donde realmente quisiera volver a abrazarte, escuchar tu voz o ver tus ojos en la pantalla, sé que estás bien y que quizá así me recuerdas tú también.
Hace ya algún tiempo que decidí estar solo, dejarme ya de tantas pendejadas y quitarme el miedo a la soledad, porque pues, en realidad no pasa nada si nadie llama o escribe, no pasa nada si tengo que esperar a que un buen amor llegue, no pasa nada si dedico el tiempo para mí. A veces pienso que le damos demasiada importancia al amor, o sea, sí está bien tener pareja, pero tampoco es lo único en la vida que vale la pena, y no me mal entiendas, soy un romántico de lo peor, pero ya me cansé de serlo con la persona equivocada. Y en este tiempo de soledad he aprendido que siempre habrá opciones, pero debemos tener el maldito de valor de decir que no a alguien que no llena nuestras expectativas, tener el valor de no conformarnos, tener el valor de no aceptar algo sólo porque nos gusta, o nos habla bonito, o cualquier otra borona de amor entre sus líneas. La mayoría de las personas complican el amor porque en realidad aceptaron algo que no les gustaba desde el inicio, algo que les daba dudas ...
Comentarios
Publicar un comentario