Y aquí estamos los que nos desvelamos
los que estamos esperando un mensaje que quién sabe si llegará.
Los que nos excusamos en la esperanza para justificar la llamada que nunca entró.
Pasamos el tiempo extrañando a quien sigue con nosotros... pero luego nos decepciona cuando se le olvida cómo se valora una persona.
Nos hacemos un montón de ideas que solo provocan un acelerón en el pecho, nos falta el aire, pero sentimos que no es suficiente.
El pulgar duele de pasar todas las noches deslizando buscando frases o videos que nos hagan distraernos. Pero pareciera que el algoritmo solo nos muestra más razones para agrandar este insomnio.
Y aquí estamos los insomnes, algunos escribiendo textos para los compañeros de noche. Los que se la pasan echando de menos a personas que no sabemos si volverán pronto.
Los insomnes no somos más que personas que deambulan en las noches que pasan. Y las personas se van y vuelven y nosotros seguimos aquí esperando a que despierten.
Los insomnes somos todos aquellos
que además de no poder conciliar el sueño tampoco podemos resolver los problemas y tampoco acabaremos con ellos.
Y ese es el secreto:
entender que lo único finito somos nosotros, y que mientras estamos aquí, en medio del insomnio todos los problemas seguirán su trayecto.
Los insomnes somos vagos de la noche
que escribimos, lloramos, reímos, sentimos, sufrimos, ansiamos, deseamos, gritamos, callamos y amanecemos...
A veces a solas.
A veces mal acompañados.
A veces disfrutando la soledad
incluso acompañados.
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