Quiero un amor que me ponga a acelerar el corazón, que venga lleno de locuras, viajes y
atardeceres, que se sienta como poner las manos cerca de una fogata en los días fríos, que no tenga excusas, que mande mensajes a todas horas, que cada día quiera matarme con sonrisas y con uno que otro chineo. Quiero un amor que me saque de la rutina, que haga de los lunes un fin de semana, que llegue a media tarde un martes o un jueves para ver películas, acurrucarnos y quedarnos así hasta la madrugada, hablando de todo, riendo de todo, enamorándonos de todo. Quiero un amor que sea valiente, que me quiera por lo que brillla y también por lo difícil, que en los malos momentos no se mueva ni un centímetro, que sea capaz de hacerme sentir cuando todo se me caiga que estaremos bien con una mirada, con un abrazo, con una palabra. Quiero un amor que quiera conocer cada centímetro de mi alma, que me pregunte de mis gustos, de mis cosas favoritas, de cuando era niño y pueda contarle los secretos que nadie sabe aún, que tenga interés en las cosas más pequeñas y luego tenga detalles sobre eso. Quiero un amor que no se fuerce, que venga y se quede, que tenga paciencia mientras se van los miedos, que entre despacio al corazón, que haga su casa en mis días, en mis manos y que me deje dedicarle uno que otro poema para que no me suelte nunca.
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