Ir al contenido principal

Resiliencia.

- Estaba tomado, quizá un poco más de lo cotidiano, hablando a solas con tu recuerdo de lo mucho que te extraño, las noches de frío en que te esperaba escondido, en la sombra permanecí mucho tiempo hasta que llegaste con aquel azul vestido y el abrazo de esa pequeña esperanza regalándome un motivo para sonreír y sobrevivir a un cruel castigo.

Algo ebrio mientras dibujo en el espejo renglones torcidos, que con suspiros sobre ellos una carta escribo, me doy cuenta que he quedado en el olvido, y de un fuerte soplido apago esa vela que me mantenía aferrado a una cordura que esperaba ver de nuevo aquel lunar en el párpado que una vez fue mío.

Dando suaves besos a una botella y conversando con un Marlboro mentolado, comienzo a perder la conciencia y veo pasar todos aquellos hermosos instantes que pronto quedaron en el olvido, poco a poco elimino todo lo que alguna vez me mantuvo vivo, tuve que morir esta noche para renacer vacío.

Al fin levanto la mirada al cielo, y solo veo estrellas, ya no estan tus ojos en cada una de ellas, le doy un beso a lo que resta de mi botella y ya no siento el sabor de tus labios, abrazo la almohada y no percibo el aroma de tu cabello, he superado aquella etapa donde deseaba al despertar leer un mensaje jamás escrito, volví a nacer y aún así no me siento vivo.

Busco mi reflejo en el espejo y este se encuentra vacío, es verdad ahora lo recuerdo casi lo olvido, el ángel que solía amar ha muerto de dolor y ha caído al abismo, en cambio; ha resurgido cómo aquél que gobierna el deseo de los condenados haciéndolos míos, he muerto como poeta del amor, ahora como verdugo del mismo he renacido.




Comentarios

Entradas más populares de este blog

Un San Valentín cualquiera.

Hace ya algún tiempo que decidí estar solo, dejarme ya de tantas pendejadas y quitarme el miedo a la soledad, porque pues, en realidad no pasa nada si nadie llama o escribe, no pasa nada si tengo que esperar a que un buen amor llegue, no pasa nada si dedico el tiempo para mí. A veces pienso que le damos demasiada importancia al amor, o sea, sí está bien tener pareja, pero tampoco es lo único en la vida que vale la pena, y no me mal entiendas, soy un romántico de lo peor, pero ya me cansé de serlo con la persona equivocada. Y en este tiempo de soledad he aprendido que siempre habrá opciones, pero debemos tener el maldito de valor de decir que no a alguien que no llena nuestras expectativas, tener el valor de no conformarnos, tener el valor de no aceptar algo sólo porque nos gusta, o nos habla bonito, o cualquier otra borona de amor entre sus líneas. La mayoría de las personas complican el amor porque en realidad aceptaron algo que no les gustaba desde el inicio, algo que les daba dudas ...

Un para siempre.

Ya no le tengo miedo a quedarme solo, ya he perdido al amor de mi vida un par de veces y aquí sigo, no he dejado de creer pero cada vez el corazón se ha vuelto más frío, más duro y más sensato. No quiero decir que ya no me volveré a enamorar, porque más rápido cae un hablador que un cojo, pero sí puedo decirte que ya no quiero enamorarme de quien sea, ya no quiero más heridas, ni provocarlas; ya no quiero más coincidencias e intentos fallidos. Y ya sé que uno nunca sabe lo que va a pasar, al final el destino es un hijo de perra y cupido otro, pero a mí me gusta pensar que la próxima vez será la buena, la próxima vez ya nadie terminará con el corazón roto. Yo no le tengo miedo a quedarme solo, te lo juro, pero ya no confío tanto en las personas, ya no me emociono tan fácil, ya me morí varias veces en esto del amor, por eso ya sólo quiero cafecito caliente, tranquilidad y un para siempre que sí dure lo que promete.

Tropezar, caer y levantarse.

Supongo que todos hemos sido esa versión que nos hubiera encantado mejorar para alguien, o esa versión muy bonita que alguien no supo valorar ni cuidar. También hubiéramos podido equivocarnos menos, haber tomado mejores decisiones, cometer menos errores, dar menos oportunidades pero incluso de lo que sale mal vienen las mejores lecciones. A lo mejor van a haber disculpas que nunca llegaron o que nunca tuviste la oportunidad de dar, te vas a tener que quedar con algunos «quizá» y otros «hubiera» atrapados en el alma, vas a tener que soltar algunos para siempre y quedarte con futuros que sólo van a existir en los suspiros en medio de tantos atardeceres. Y no sé, creo que a veces simplemente no es el lugar o la persona, que no estamos listos o no están listos, que nos hace falta sanar o un poco mas de amor o tranquilidad o sólo es un mal momento de tu vida y en esos momentos todo está de cabeza. Supongo que al final todos seguimos mejorando, ya sabes, tropezando, cayendo y levantándo...