Se fueron los mil soles que me despertaban por la mañana.
Partieron en silencio y con suma ignorancia
rompieron este ser que aún te pertenece.
Desaparecieron las ojeras
y al final me hice uno con el polvo y la ceniza.
Tanta bruma impidió elegir el lugar para colgar las ganas de rendirme.
Porque al final del día de todos los sitios tú seguirás siendo mi lugar favorito para existir.
Nunca me sentí tan egoísta hasta que supliqué por tu regreso mientras partías.
Solo tu ausencia bastó para encontrar entre todas las piezas que tú nunca me faltaste. Ni me fallaste.
Si lees esto vuelve,
vuelve otra vez.
Excelente ... como siempre inspiradores tus escritos
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