No pensé que podría extrañarte tanto, que un día odiaría cada cosa que amaba de ti, tus ojos tan mágicos y bonitos, tus labios sabor café vainilla, tu sonrisa tan grande y perfecta, tus arranques de niña, lo bien que encajaban tus manos en las mías, las complicidades, los atardeceres y ese dulcesito de coco en tu voz. Amé cada parte de ti, incluso esa que era tan difícil de amar, amé lo bueno, lo malo y cada cosa que había en medio, te aprendí de memoria, sabía lo que te molestaba y lo que te hacía la niña más feliz. Luego peleamos, un día cualquiera todo se acabó, los mensajes dejaron de llegar y nos soltamos, pensé que en algún momento regresaríamos, que había hecho lo suficiente para que lucharas y no quisieras perderme, por eso te escondía en ese rincón donde se guardan las cosas que no quieren nunca olvidarse, pero no fue así. Poco a poco he ido sacando todo del cuarto y del corazón, ya boté el perfume que olvidaste, el dibujo que me hiciste y quité la foto al fin del espejo, he llorado con cada canción cursi que se me ha atravesado, me cansé de escribirte poemas que nunca publiqué, me prohibí saber de ti pero hoy me ganaron las ganas y te ves feliz, sin mí, y te lo mereces, en serio, pero creo que yo también, que ya de nada vale esperar y por eso este es el punto final.
Hace ya algún tiempo que decidí estar solo, dejarme ya de tantas pendejadas y quitarme el miedo a la soledad, porque pues, en realidad no pasa nada si nadie llama o escribe, no pasa nada si tengo que esperar a que un buen amor llegue, no pasa nada si dedico el tiempo para mí. A veces pienso que le damos demasiada importancia al amor, o sea, sí está bien tener pareja, pero tampoco es lo único en la vida que vale la pena, y no me mal entiendas, soy un romántico de lo peor, pero ya me cansé de serlo con la persona equivocada. Y en este tiempo de soledad he aprendido que siempre habrá opciones, pero debemos tener el maldito de valor de decir que no a alguien que no llena nuestras expectativas, tener el valor de no conformarnos, tener el valor de no aceptar algo sólo porque nos gusta, o nos habla bonito, o cualquier otra borona de amor entre sus líneas. La mayoría de las personas complican el amor porque en realidad aceptaron algo que no les gustaba desde el inicio, algo que les daba dudas ...
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