Me senté a ver cómo me olvidabas,
te pasaron los recuerdos de frente
y las promesas que te hice permanecieron
en tus labios.
Juré quererte aún y cuando sentí que tu mano me sacaba el corazón con la indiferencia que sólo tú conoces.
Quizá no era para tanto el cariño que sentías. Quizá para mí, eras todo lo que quería.
Esa mañana intenté buscarte
pero hasta las ojeras te llevaste
el sabor del café ya no es suficiente.
No espero a que regreses con un montón de besos llenos de disculpas tampoco es que te necesite para beberme un whisky sin excusas.
Tan solo espero que cuando te vayas
te dignes a cerrar la puerta
porque el frío entra
contigo y sin ti.
Aquí los veranos seguirán teniendo tormentas
las tardes soleadas seguirán siendo invierno
de un amor a la deriva
o de un reencuentro al azar.
Tu mano me sacó el corazón
al verlo sonreíste y me juraste cuidarlo
pero a partir de hoy
no creo más en las promesas.
Y entonces me senté a ver cómo me olvidabas...
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