Yo quería que funcionara,
y sé que tú también,
quizá pasa que nos enseñaron
diferentes versiones del amor,
que cada uno pensaba desde su orilla
y quería al otro de la forma en que sabía,
sin saber si era la correcta
o la más torpe o la más terca.
No sé, a lo mejor con menos orgullo
y más comunicación
nos hubiéramos ahorrado la despedida,
tal vez si hubiéramos prestado más atención
a lo que lastimaba al otro
no tendríamos que soltarnos,
tal vez si nos hubiéramos querido
con más neuronas que hormonas
esto saldría adelante,
porque sea como sea,
perderte duele hasta los huesos.
Supongo que teníamos que averiguarnos, quitarnos la duda, tomarnos mil cafés juntos
y en el mil uno entender
que ni con un millón de ellos funcionaríamos, porque de nada sirven las ganas
si cometemos los mismos errores cada semana, de nada sirven las ganas
si en los malos momentos
cada quien lucha por ver quien gana.
Yo quería que funcionáramos,
te lo juro, y sé que tú también,
porque soltarnos nunca entró en los planes, porque tu mano encajaba perfecta con la mía, porque pensé que sería yo el afortunado
que siempre te vería cada mañana,
pero así no,
porque de nada sirve
querernos hasta las estrellas
si prometemos cambiar
y seguimos en lo mismo,
por eso,
así ya no.
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