Esa noche recuerdo que yo estaba muy enojado y le reclamaba a Dios:
-¿Dónde estabas Señor, qué sentido tiene esto?
Y una voz suave a mi lado me decía:
-¿Nunca viste el cuadro completo verdad?
Le digo: -"¿Cómo?".
Yo tengo mis ojos cerrados y repaso otra vez la escena, cuando llego a verme a mí mismo de espaldas sentado en mi cama llorando me dice el Señor: “mira a tu derecha” y cuando yo veo a mi derecha cual es mi sorpresa que me encuentro que Jesús está ahí y en cuestión de instantes es como si estuviera yo sentado otra vez ahí.
Lo primero que hago es voltear a verlo, quiero saber ¿qué pasó?, ¿que hace Jesús ahí?
Tan solo me abrazaba con su mano izquierda y con su mano derecha se tapaba el rostro porque estaba llorando tan fuerte como yo, lloraba fuerte y me decía “yo sé lo que es, yo lo pase contigo”. Eso me derritió el corazón.
El cuadro de la cruz no podría ser más claro porque ahí tenemos al Hijo de hijos gritando por todos los que no hemos tenido un padre. Y para contestar la pregunta que le hice ese día:
-"ni aun teniendo un padre perfecto tu corazón jamás hubiese sido lleno con lo que solo yo te puedo dar porque yo soy tu Padre, no hay nada bueno que tú puedas hacer para que yo te ame más, no hay nada malo que tú puedas hacer para que yo te ame menos; yo te Amo como un padre, como un padre ama su hijo, yo soy el que te pongo nombres de bendición , el que te afirma cuando alcanzas tus éxitos y habla bien sobre ti."
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