Hola, te escribo de nuevo a esta hora porque es el momento del día en el que todas mis heridas se ponen de acuerdo para doler.
He tenido un insomnio permanente desde que te fuiste. He tratado de ocultarlo viendo películas, videos en internet o leyendo lo que publican en redes sociales... Pero nada funciona. Al final de todo sigues siendo tú.
Le he mentido a un montón de personas cuando les digo que por fin te he superado.
Me salen naturales las sonrisas y los chistes cuando les cuento las anécdotas que tuve contigo... Y de nueva forma les engaño diciendo que ya quedaste en el pasado.
Es bonito que seas feliz, que continúes la vida. Que hayas podido salir adelante y que no sigas pensando en alguien que quiza para ti, ya dejó de ser relevante.
Y entiendo.
Las personas cambian a lo largo del tiempo.
Maduran, mejoran su autoestima, aprenden la importancia de sanar y dejar ir.
Ojalá pronto pueda hacer lo mismo.
Mientras tanto aca se te sigue escribiendo un montón de anhelos. Ganas de volver a besarte no me faltan...
Lo que me falta eres tú.
Ojala pronto pueda hablar de ti sin fingir que he olvidado tu nombre.
Esa herida que se nunca cicatriza.
Ese dolor que no se calma.
Ese insomnio que solo tu boca calla.
Esta hambre que solo es saciada con tus labios.
Necesito sanar esta ausencia que duele cada vez que regresas.
Esa tristeza que va y viene como tú.
Ese dolor que un día me promete amor...
Y al otro solo hay dolor y desvelos.
Necesito que te quedes o te vayas.
Que te decidas si estas completa o a medias.
Yo no tengo el valor de decirte adiós.
Por lo menos ten la decencia de olvidarme. Porque las promesas si las cumplo yo.
No hay amor mas eterno que aquel que permanece aunque las dolencias.
Te amo por orgullo, por siempre y aunque otros nos separen.
Posdata: Si lees esto, vuelve. Vuelve otra vez.
Comentarios
Publicar un comentario