Te extraño en las lluvias de las tardes,
rodeado de este eterno mar de gente que ríe
pero que no siente.
Te siento en la soledad rodeado de cuatro paredes que ya no saben si hablar de ti y ponerse a llorar conmigo.
Te quiero cerquita pero también lo suficientemente lejos para no contagiarte de este dolor que solo sana contigo.
Te amé cada vez que intenté decirte adiós
cuando quise superarte en otros brazos y abrazos, solo encontraba más razones para quedarme.
Y aunque nunca fue amor
siempre fue romántico hacerme el tonto
y creer que un amor de verano sería eterno.
Sin reclamos y sin rencores
eres la herida que no cicatriza
eres la enfermedad que nunca sana.
Y por si nos quedan dudas:
Te duelo cuando te olvido
pero te amo cuando vuelves.
Fuiste la lágrima recurrente
el insomnio eterno
el dolor permanente...
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