Ir al contenido principal

No te olvido más.

Siempre vuelves a mi memoria. 
No importa mi estado anímico. 
No te busca mí tristeza, ni tampoco un suspiro de felicidad. Nada tiene que ver cómo estoy, con quién soy yo. 

La cuestión es que las historias que nunca empiezan en el plano de lo real, es imposible que se terminen, por idéntica razón. No existen. Solo se imaginan. Y en ese espacio, la vida es eterna.
Uno puede volver ahí y retomar desde el mismo lugar en el que dejó, porque el tiempo no manda de ninguna manera. 
La intensidad está intacta. 
El deseo tiene la misma sed que antes.
Y el amor, como no pudo acaso ser tocado, brilla igual que siempre. 
Volver ahí, es volver a un pasado que siempre es presente con las posibilidades de un futuro latente 24 horas por los 7 días de la semana. 

No te olvido más. 
Seguís igual. 
La misma risa. 
Tu modo de hablar no se modificó en absoluto.
Tus gestos. El modo de caminar. Tu mirada, están congeladas. 
Tu incapacidad de quererte un poco, para poder querer al resto, está tallada en todas las imágenes que toco y abro..
Volvés a repetir que no hay nada que puedas darme, con la misma convicción que lo hiciste la última vez. 
No hay evolución. 
No creciste. 
Tu desconsuelo te sigue atormentando. Y a mí también.
Supongo que más a mí. Porque entiendo que si hubieras mejorado un poquito, lo que sea, quizá lo imposible pudiera verle la cara a que nos llamemos para intentarlo alguna vez más...
Pero eso no pasa. 
Nunca pasa. 
Todo está igual. 
Y a pesar de la razón, regreso a vos porque uno siempre se queda deslumbrado con lo que le falta. Y a mí me faltaba lo que a vos te sobraba. 

Luz. 
Alegría. 
Desastre. 
Eras un desastre. 
Y eso me movía todas las estructuras que tengo agarradas con una soga de metal a toda esta piel cansada. Repetida. 
Aburrida. 
Me dabas vida. 
Tu desorden me daba vida. 
Por eso vuelvo. 
A buscar vida. 
A inhalar vida. 
A soñar vida. 
A pesar de tu calvario. 
Eso, en mí mundo, todo eso, se llama vida. 
Por eso vuelvo. 
Cada vez que no la encuentro. 
Y es más seguido de lo que quisiera. 
Es que acá tampoco manda el tiempo. 
Y yo tambien sigo igual. 
No te olvido más. 



Comentarios

Entradas más populares de este blog

Un San Valentín cualquiera.

Hace ya algún tiempo que decidí estar solo, dejarme ya de tantas pendejadas y quitarme el miedo a la soledad, porque pues, en realidad no pasa nada si nadie llama o escribe, no pasa nada si tengo que esperar a que un buen amor llegue, no pasa nada si dedico el tiempo para mí. A veces pienso que le damos demasiada importancia al amor, o sea, sí está bien tener pareja, pero tampoco es lo único en la vida que vale la pena, y no me mal entiendas, soy un romántico de lo peor, pero ya me cansé de serlo con la persona equivocada. Y en este tiempo de soledad he aprendido que siempre habrá opciones, pero debemos tener el maldito de valor de decir que no a alguien que no llena nuestras expectativas, tener el valor de no conformarnos, tener el valor de no aceptar algo sólo porque nos gusta, o nos habla bonito, o cualquier otra borona de amor entre sus líneas. La mayoría de las personas complican el amor porque en realidad aceptaron algo que no les gustaba desde el inicio, algo que les daba dudas ...

Un para siempre.

Ya no le tengo miedo a quedarme solo, ya he perdido al amor de mi vida un par de veces y aquí sigo, no he dejado de creer pero cada vez el corazón se ha vuelto más frío, más duro y más sensato. No quiero decir que ya no me volveré a enamorar, porque más rápido cae un hablador que un cojo, pero sí puedo decirte que ya no quiero enamorarme de quien sea, ya no quiero más heridas, ni provocarlas; ya no quiero más coincidencias e intentos fallidos. Y ya sé que uno nunca sabe lo que va a pasar, al final el destino es un hijo de perra y cupido otro, pero a mí me gusta pensar que la próxima vez será la buena, la próxima vez ya nadie terminará con el corazón roto. Yo no le tengo miedo a quedarme solo, te lo juro, pero ya no confío tanto en las personas, ya no me emociono tan fácil, ya me morí varias veces en esto del amor, por eso ya sólo quiero cafecito caliente, tranquilidad y un para siempre que sí dure lo que promete.

Tropezar, caer y levantarse.

Supongo que todos hemos sido esa versión que nos hubiera encantado mejorar para alguien, o esa versión muy bonita que alguien no supo valorar ni cuidar. También hubiéramos podido equivocarnos menos, haber tomado mejores decisiones, cometer menos errores, dar menos oportunidades pero incluso de lo que sale mal vienen las mejores lecciones. A lo mejor van a haber disculpas que nunca llegaron o que nunca tuviste la oportunidad de dar, te vas a tener que quedar con algunos «quizá» y otros «hubiera» atrapados en el alma, vas a tener que soltar algunos para siempre y quedarte con futuros que sólo van a existir en los suspiros en medio de tantos atardeceres. Y no sé, creo que a veces simplemente no es el lugar o la persona, que no estamos listos o no están listos, que nos hace falta sanar o un poco mas de amor o tranquilidad o sólo es un mal momento de tu vida y en esos momentos todo está de cabeza. Supongo que al final todos seguimos mejorando, ya sabes, tropezando, cayendo y levantándo...