Lo tengo que admitir,
cada día se me hace más difícil hacer amigos, estar conmigo es tan tranquilo,
que ya no me quedan ganas de hacer vida social,
algunos dirán que he cambiado para mal,
pero la verdad prefiero quedarme con mi paz.
Me quedo conmigo, me quedo con mi copa de vino en mis noches de soledad, me quedo con mis ojeras oscuras y las batallas duras que he tenido que enfrentar.
Me quedo con las agujas del reloj que de vez en cuando disminuyen el dolor, con mis errores, con lo que he vivido y lo que vendrá, me quedo con mi valentía y una sonrisa especial.
Quiero confesar que ya no le doy importancia a ciertas cosas, que mi vida está mas llena de soledad que de personas.
Que soy un poco impaciente, y que sigo creyendo en la gente. Que puedo estar destruido por dentro, pero voy por el mundo sonriendo.
Hoy es una de esas noches en las que las horas tardan en pasar; de esas noches en las que no puedo dejar de pensar.
Hoy es una de esas noches que duelen pero que son necesarias para sacar de adentro toda la rabia que me acompaña.
Hoy es una de esas noches en las que se vale conversar con la tristeza, en las que se vale llorar para regresar con más fuerza.
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