Días como hoy quizá hacen sobresalir mis rincones más vulnerables, yo solía pensar que la vida es un juego y que todo iba a estar bien algún día. A veces pasar en el estrés diario nos ayuda a distraernos y a no pensar en las situaciones adversas que atravesamos, y que tan sólo llegue la noche para quedarnos dormidos y dejar de pensar en todo eso que nos afecta al menos por unas cuantas horas.
Estaríamos juntos todo el tiempo hasta quedarnos sin aliento, ¡que ilusos!. Toda la vida pensé en querer ser un gran árbol; siempre tan solo, tan fuerte, nada lo doblega, da fruto, da sombra. Pasan los días, las noches y las tormentas, sin embargo él sigue allí de pie para llenar de oxígeno a todo aquel que le rodee. El único que siempre está en todo momento para acompañar y sostener al árbol es el suelo, y ahí nace una larga e inconclusa historia de amor que quizá podría reservar para otra ocasión.
Durante mis años he visto mi vida asociarse con características de los árboles. Algunas veces en invierno, algunas temporadas dando mucho fruto, pero también en muchas de ellas sólo resistiendo a una gran tormenta con vientos devastadores que aunque he salido librado siempre me dejan grandes enseñanzas, sin embargo; la última de ellas ha sido tan fría y seca como un furioso desierto.
Y sí, éste desierto me está costando noches enteras, días de paso, tardes a solas, desayunos vacíos, canciones sin sentido, letras perdidas, muchas veces quizá tan solo he aprendido a sobrevivir, aunque soy partidario de la idea de que sobrevivir no es vivir.
Le he buscado tantos adjetivos a esta temporada que posiblemente ya he desgastado las hojas del diccionario. Un café, un par de hermanos a los que suelo llamar amigos, un lapicero y una hoja en blanco se han vuelto en mis más dulces aliados para acompañar mis grises horas. Al final del día, somos todo aquello que han hecho de nosotros.
La esperanza viene y va, como olas. Pinceladas de no temas que me dices día con día y la ferviente paz al recordar cada promesa que me has dado y que alcanzaré a ver, es quien hoy me mantiene de pie.
La Cruz no fue en vano.
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