Dios mío, tú eres mi Dios y con ansias te busco desde que amanece, como quien busca una fuente en el más ardiente desierto. Quiero verte en tu santuario y contemplar tu poder y tu grandeza, más que vivir prefiero que me ames.
Te alabaré con mis labios, mientras viva te alabaré y alzaré mis manos para adorarte. Con mis labios alabaré y daré gritos de alegría, eso me dejará más satisfecho que la comida más deliciosa. Me acuesto y me acuerdo de ti, toda la noche estás en mis pensamientos.
Tú eres quien me ayuda, soy feliz bajo tu protección y a ti me entrego por completo porque tu gran poder es mi apoyo.
Nada soy sin ti.
Danilo Montero.
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