Tenía luz en los ojos, miel en la mirada y magia en su sonrisa, si voz era dulce y directa al mismo tiempo, pero daban ganas de escucharla siempre, y ni les cuento cuando esa voz está a punto de dormir, esa sensación de " ya no puedo más, pero aquí sigo" a mí personalmente me llenaba. Su amor por los animales era tan grande, ¿y cómo no? Si su corazón es tan valiente, sus ganas de seguir adelante y continuar a pesar de mil obstáculos eran tan contagiosos. Que dichosos aquellos que pueden ver la miel de esos ojos día con día, no me puedo imaginar lo afortunados que son quienes pueden escuchar esa voz lejos de un micrófono. Esa voz tenía la misma calidez como tomarse un buen vino en medio de tus mejores amigos. Siempre tan responsable, tan trabajadora, tan risueña y un poco malcriada, pero le salen tan rico esas palabrotas que pasan a segundo plano, prestarle atención es todo un privilegio, ella no lo sabe; pero siempre veo unas mil veces cada una de sus fotos. Su nombre era el...